domingo, 16 de octubre de 2011

"Luces, Cámara... Andrea." (Parte2)

__Andy, ¡Andy!... ¡¡ANDREA!!__. Eran las dos de la tarde, la cita en el estudio los sábados se había cambiado a las once de la mañana, y tenía cientos de llamadas perdidas de Leo en mi teléfono, perdí la noción del tiempo. Claro, dormido y con ella por un lado era obvio que pasaría esto, era obvio que dentro del mar profundo estaría ahogado dentro del enamoramiento adolescente. Pero en ese momento no pensé en nosotros, solo quería vestirme de nuevo y llegar lo más rápido posible al estudio, podía ver la cara del director enfurecido, lleno de cólera hasta incendiar su cabello, incluso aún más de lo que ya estaba y lo poco que le quedaba. Andrea se despertó muy asustada, pareciera como si jamás se hubiera imaginado que podían existir esas reacciones en mí. Hizo lo mismo sin voltear a verme, tomó su vestido y entró en él en un abrir y cerrar de ojos. Íbamos de prisa, salimos corriendo del departamento y lo primero que hice fue tomar el teléfono y marcar a Leonardo. Andrea solo me veía preocupada, una mirada que preguntaba lo que estaba pasando, se notaba agitada pues su respiración llegó a delatarla en más de una ocasión. Leonardo no contestaba, no sabía que iba a pasar, estábamos cerca del estudio y decidí hablarle a Fernando, un actor secundario pero que siempre que actúo, intento jalarlo conmigo para trabajar juntos, lo conozco desde hacía 7 años atrás justo en la prepa, uno de mis mejores amigos.__ ¡Hey Ricardo! ¿Qué pasa?__ contestó de manera muy agradable, sinceramente no me esperaba esa respuesta, pues hoy teníamos que grabar unas escenas muy importantes __Que tal Fernando, pues todo muy bien pero que ha pasado con la grabación de hoy, Leo no contesta su celular y ya es muy tarde__. Le dije preocupado, pero él no parecía así, su respuesta fue una risa que provocó que volteara hacia Andrea, lo que también provocó una pequeña risa en ella.__ Ricardo, lo que pasa es que Leo canceló la grabación de hoy porque tuvo un problema con algunos inversionistas, por eso estuvo llamando toda la mañana, pero creo que estabas muy ocupado__. Fernando había cambiado mi humor, me hizo suspirar de alivio y Andrea al ver esto, hizo lo mismo. Terminé de hablar con Fernando, y lo primero que hice fue sonreírle a Andrea, la tomé de la mano, y solamente un beso adolescente pudo romper con toda la tensión y estrés que existía en esos minutos de amargo sol por la tarde de Octubre. Todo volvió a ser color sonrisas y miradas de ángel.

Leonardo estaba teniendo problemas con los inversionistas, de ese tipo de problemas que sabes que en cualquier momento, un sonido de plomo flameante te daría la mano para llevarle con quien nos creó y en un abrir y cerrar de ojos lo último que verían los suyos, sería el infinito acercándose más y más rápido. Le habían prometido una gran cantidad de dinero para toda la producción de su filme, pero esa cantidad se estaba tardando en llegar. En cada una de las grabaciones, Leo, la interrumpía por alguna llamada “importante” de estos señores, pero lo curioso es que a nadie le dejaba tomar su teléfono, ni siquiera acercarse a él. Estaba claro que con la gente que estaba haciendo tratos no era de muy buen gusto. Obviamente sin ese dinero la producción cinematográfica jamás podría salir hacia la pantalla grande, es por eso que todos tenían que poner de su parte para que Leo pudiera cerrar ese trato que lo traía vuelto un niño sin paleta. Era realmente difícil ver a nuestro director así, afortunadamente mi escape lunar era Andrea, pero últimamente ella no estaba tan cómoda conmigo, o por lo menos eso parecía cuando quería tomarla por la cintura, o de la mano para poder ir por el camino que tanto nos gustaba, el que nos llevaba siempre hacia otro mundo por medio de caricias amorosas. El avance de mi carrera como actor de largometrajes, mi relación inestable con Andrea, y muchas otras cosas que compartía con mi familia y amigos se iban decayendo poco a poco, pareciera que el mundo empezaba a girar contra mi energía, no podía soportar otro día así, tenía que arreglarlo de la forma más rápida posible, pero parecía que la única forma era llegar a cierto punto de mi vida para poder alzar vuelo de nuevo, tendría que suspender esta grabación por el bien de Leo, por el bien de ella, y poder reencontrarme con mi familia que una vez abandoné para poder hacer mi sueño realidad. A mi madre jamás le gustó la idea de convertirme en estrella del cine mexicano, siempre me había dicho que eso para idealistas homosexuales y drogadictos, que si quería ser alguien de verdad en esta vida tendría que luchar por los principios de la religión católica y que tendría que basar mis estudios en la medicina para poder ser igual de exitoso que mi padrastro, jamás me agradó. Era un hombre tacaño, de ese tipo de personas cuyo capital es mucho más importante si lo comparte con seres similares, con prostitutas internacionales y comprando carros de agencias europeas para solo usarlos dos veces al año. A pesar de que odiaba tanto a Guillermo, el Dr. Galo Inurriaga me enseñó que para poder triunfar dentro del campo laboral, solamente tenías que pensar en un egoísmo que llegaría a etiquetarse como el pecado capital, y que necesitabas pensar de la misma manera para conquistar a cualquier dama que se cruzara en tu camino, cosa que entraba en pugna con lo que mi padre a los siete años antes de morir me dijo desde su cama; “Las damas con los caballeros, y las zorras por los caballos”, cosa que no comprendí hasta los catorce, cuando por fin vi quienes eran los caballos y las zorras, y quienes las damas que van de la mano de un caballero.

Durante todo el día estuve tratando de ver toda solución a mis problemas, sin obtener ningún resultado que me llenara de esa sensación que provoca sonreír durante días, que te brotan las mariposas del estómago hacia toda tu garganta y son reflejadas en tus ojos brillosos al ver que un niño te abraza la pierna y te dice cuanto te extrañó. Durante este tiempo, Leonardo jamás nos habló para poder grabar lo que restaba del filme, Andrea había estado muy distante hacia mí, pero sabía que todo el tiempo estaba en su cabeza, parece que los papeles habían cambiando, Fernando tampoco me decía nada de la grabación, así que decidí ir al estudio a averiguar qué era lo que estaba pasando con el resto de la película, pero no quería ir solo, tomé mi teléfono y llamé a esa persona que sabía que jamás me dejaría en el suelo después de haber tenido tremenda caída. __Andrea, que tal como has estado, parece que he muerto, ¿Dónde has metido? __No respondía, pero el teléfono seguía conectado a la llamada. __¿Andrea?... ¡¿Andrea?!__ Andrea no está, qué se le ofrece, qué quieres con ella?__. Era la voz de un hombre negándome toda existencia de la chica con la que había pasado estos últimos días, no entendía, me sentía un niño cuando le revelan la inexistencia de aquel ser que le lleva regalos por las noches, era fuerte la sensación de cólera efervescente dentro de mi cabeza, todo daba vueltas, pero tenía firme el pie en el acelerador y las manos en el volante, no podía dejar atrás ese misterio que me envolvía para poder llegar hasta Andrea, y poder averiguar que es lo que había pasado con toda la producción del filme en cual participábamos todos, incluso Leonardo no contestaba su teléfono, todo iba tan de picada que no hubo tiempo para girar la cabeza hacia los recuerdos y ver que tan bella era mi vida antes de todos estos sucesos extraños que estaban ocurriendo durante la grabación, cambié mi rumbo hacia su casa y a toda marcha evitando cada automóvil. En mi cabeza llovían ideas de las peores cosas que estaban pasando con Andrea, no sabía si se debía a un secuestro, o a una broma de mal gusto, incluso podía ver su avión partir hacia Londres dejando atrás todo un misterio de miradas que jamás comprendí cuando éramos uno en el camino hacia el estudio, esas risas que jamás se olvidarían de mi cabeza cuando había caricias de niña en todo mi estómago, todo sería tan falso si no tuviese la letra A por todo su cuerpo.

Al cabo de pocos minutos conduciendo a toda velocidad, pude llegar al privado de Andrea, donde la caseta de seguridad había quedado vapuleada por cientos de tiros, cada boquete que veía fuera del coto era una gota del alma derramada del guardia, que aquellos inundan de ellas, nuestra ciudad con temor y venganza. Estacioné el auto fuera de todo el recinto para escapar por cualquier cosa que pasara. Cada paso que daba dentro del coto de Andrea era uno cada vez más cerca de responderme a muchísimas preguntas que existían dentro de mí, acerca de nosotros, acerca del filme, mis amigos y sobre todas las cosas, acerca de ella. Entre más me acercaba a la puerta de su casa, más fuerte gritaba el corazón pidiendo ayuda, ir solo de la mano de un arma no era para sentir la misma seguridad cuando vas de la mano de tu padre a tu primer día de primaria, ahora todo era distinto, sudaba la mano, los pasos no eran alegres, no eran saltos con una sonrisa agitando tu lonchera, todo era lento, y una mirada fría y sin parpadeos que comunicaba el coraje que sentía el haberle arrebatado a alguien que por fin lo entendió, a alguien cuyo corazón no le importaba lo poco que sabía de química, por haberle arrebatado a la única persona que podía besar sabiendo que ella pensaba en él, mientras que él, pensaba en ella.

La puerta principal de la casa estaba destrozada, una patada cerca de la perilla fue suficiente para poder romper con el silencio y la calma de un hogar incompleto, donde la fuerza de una madre jamás estuvo presente por falta de valor debajo de aquellas faldas que se podían levantar con un soplido del viento cerca de la plaza del Sol. Empujé poco a poco la puerta con una mano, mientras que sujetaba temblorosamente el arma con la otra, y un rechinido por falta de lubricante provocó que entrara la luz a esta casa, pero todo lo que mis ojos captaron en este instante, provocó que se abrieran mucho más de lo que normalmente lo hacen. Era un brillo que me dejó ciego por unos segundos, y que al recuperar la vista, el arma se había derretido entre mis dedos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EL CASO SÁENZ (El cinema parte 2)


 Hacía cinco días desde que había dejado de llover después de casi un mes de incesantes aguaceros, los cuales habían provocado estragos a lo largo de las calles de aquel pequeño pueblo a las afueras de la ciudad. El inspector Martínez Llosa se encontraba sentado dentro de su cocina con un plato de sopa fría frente a él, tan sólo recordar el rostro de José Ramírez desfigurado por el impacto de bala y yaciendo en el suelo sobre un charco de sangre le había arrebatado el apetito, no era la primera vez que atendía un caso similar, en el pasado había investigado tres o talvez cuatro casos de asesinatos, pero ninguno con las características de éste.

Su esposa estaba parada a unos cuantos centímetros de él lavando los trastes y aprovechaba cada momento para insistirle que terminara su cena, Martínez la miraba cada uno de esos momentos con una expresión indiferente pero ligeramente malhumorada. –Termina con esa sopa de una vez, no pienso calentártela pero si te apresuras puede que no sea un completo hielo- dijo su esposa con un tono altanero lo cual provocó que Martínez golpeara la mesa con sus puños y empujara el plato derramando todo el contenido, miró a su esposa con una mirada tal que ella pudo sentir como si dos cuchillas se clavaran en su rostro por tanta ira que irradiaban los ojos de Martínez, -Métete en tus asuntos mujer, y déjame tranquilo de una puta vez- gritó alzando la voz el exaltado inspector, un comportamiento nada común en él, aún cuando su trabajo consistía en manejar cargas exhaustivas de estrés, nunca había explotado de esa manera, y menos en contra de su esposa, algo que ella resintió de inmediato haciendo temblar sus manos y volviendo temerosa hacia el fregador tratando de ocultar dos lágrimas que se escaparon de sus ojos. Martínez no tuvo más remedio que pararse de la mesa y acercarse a su mujer para disculparse, sus manos trataron de tomar sus hombros por la espalada pero ella se inclinó hacia delante rechazándolos bruscamente, Martínez suspiró lentamente, tomó su chaqueta y salió lentamente de la cocina hacia su despacho, el cual se encontraba en el segundo piso y tenía un pequeño ventanal con vista a la calle.

Ojala tuviera mas casos tras los cuales esconderse y librarse de esa incómoda averiguación, lamentablemente en ese pueblo rara vez ocurrían dos cosas que ocuparan de su atención al mismo tiempo. Se llevó las manos a su cabello y las pasó bruscamente hacia atrás hasta parar en su cuello, sabía que ese caso cambiaría muchas cosas en aquel pueblo y que si no lograba resolverlo pronto lo llevaría a la locura; poca gente sabía lo que él sabía acerca de la familia Sáenz y de los acontecimientos que se habían dado lugar en el cinema un mes atrás.

Cinco días atrás le había contado todo al forense Fresnos, un hombre que, según Martínez, contaba con toda su confianza por su años de servicio junto a él durante varios años, pero ahora pensaba que talvez no había sido la mejor decisión el contarle detalles que sólo él debía conocer, bueno, a excepción de un par de cosas que había decidido guardarse por seguridad. De cualquier forma la suerte estaba echada y a partir de que Ramón Sáenz había desaparecido había comenzado una carrera contra el tiempo para Martínez antes de que sucediera otro incidente que pusiera en riesgo a todas las personas que Ramón conocía, incluyéndolo a él mismo.

Un pájaro se estampó contra el ventanal sobresaltando a Martínez quien salió botado de su silla y cayó al suelo de golpe, se dio cuenta de que los primeros rayos de sol entraban por el cristal y supo que se había quedado dormido en su despacho mientras su cabeza daba vueltas en el caso Sáenz, se paró sacudiéndose el pantalón y se dirigió a su cuarto donde su esposa dormía aún. Se limitó a besarla en la frente suavemente y entró al baño para asearse, salió sin hacer ruido y tomó dirección a la oficina de averiguaciones de la policía municipal. Cuando entró por la puerta vio a Fresnos recargado sobre su escritorio y mirándolo con un gesto que denotaba molestia.

-¿Qué pasa Fresnos? ¿Y esa cara?- preguntó Martínez con una sonrisa falsa en su cara, sabía que Fresnos no era de aquellas personas que se quedaban con los brazos cruzados ante una averiguación y sospechaba que de nada le había servido guardarle secretos acerca del caso Sáenz, Fresnos le arrojó una carpeta a Martínez con tal rudeza que por poco se esparcían las hojas que contenía, Martínez abrió la carpeta y comprobó sus sospechas, -Creo que se te ha pasado un detalle un tanto importante Martínez, no me gusta el rumbo que está tomando este caso, parece más grave de lo que me contaste- dijo tajantemente Fresnos mientras cruzaba los brazos, Martínez lo miró y fue como si el mundo se le viniera encima, de pronto se sintió como un novato en su primer caso difícil, no quedaba de otra, tendría que trabajar con Fresnos como su compañero y tendría que ser completamente sincero con él.

Dentro de la carpeta se encontraba un reporte policial acerca de tres dudosos accidentes que habían sucedido cerca de la ciudad y que involucraban a quince personas muertas o heridas de gravedad años atrás, al final se encontraba una fotografía en el lugar de los hechos con Martínez en sus primeros años cargando en sus brazos un pequeño niño llorando, en el pie de la fotografía se leía el nombre del pequeño: Ramón Sáenz.

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martes, 11 de octubre de 2011

¡Un ligero retraso!

¡Señores! Debido a la carga excesiva de trabajos escolares no hemos podido subir nuestras respectivas secuelas, ¡pero no se preocupen! Confiamos que antes de que termine la semana estarán los tres relatos publicados, ¡SALUDOS! Y gracias por esperar, ¡Valdrá la pena!

sábado, 8 de octubre de 2011

NUEVA DISTRIBUCION DEL BLOG

¡Amigos! Ahora podrán ver las secuelas y nuevos relatos desde el menú que se encuentra en la barra superior llamada ZONA DE RELATOS o si les interesan los cortometrajes y vídeos que tengan que ver con esto de la creatividad den clic en ZONA DE VIDEOS, en PARA CURIOSOS podrán enterarse de cosas interesantes en el mundo de la literatura ¡Gracias por apoyar este nuevo proyecto y esperen muy pronto las continuaciones de cada uno de los relatos!
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